viernes, 11 de abril de 2014

Cuando la censura ataca, el periodismo responde

“Porque hay un corazón que grita, porque hay una emoción bonita, llena de amor y ganas de seguir contigo. Hay una Venezuela que no calla (no calla), hay un país que se ve reflejado en la pantalla (…) Defiende tu derecho a ver lo que quieres ver, hoy más que nunca tú, tú tienes con qué”. El 27 de mayo de 2007 exactamente a medianoche, luego de 53 años ininterrumpidos de transmisión, Radio Caracas Televisión desapareció de la pantalla. La censura había llegado a su máxima expresión.


El entonces presidente de la República, Hugo Chávez, cumplió con la advertencia que había pronunciado frente al país entero: “Llueva, truene, relampaguee, lloren los oligarcas o no lloren, el domingo a la media noche se acaba la concesión del canal 2 a esta empresa privada”.

En esa ocasión la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció que la decisión tomada por el ente gubernamental constituyó “un acto de desviación de poder y una restricción indirecta incompatible con el derecho a la libertad de expresión”.

La historia se vuelve a repetir

Las denuncias por violación a la libertad de expresión siguieron proliferando en los años consecutivos. Actualmente Venezuela sufre una crisis de comunicación e información, que aunque posee matices diferentes, no se aleja mucho del caso de RCTV.

“En las dictaduras petroleras y tecnológicas, los gorilas irrumpen en el elenco de accionistas y en las juntas directivas. No cierran el medio, lo compran con el dinero del Estado (con lo que el negocio no se basa en la productividad ni en el fortalecimiento de las audiencias, sino en el control de la información) e imponen una agenda, que resulta inadmisible para los periodistas de trayectoria y reconocida posición crítica, porque supone anular su personalidad profesional”. Así se refirió la periodista Milagros Socorro sobre la situación con otra televisora que desató una crisis en el país.

El caso de la venta de Globovisión dio mucho de qué hablar en el país. El cambio en la línea editorial se hizo evidente a los pocos días. A pesar de que los nuevos dueños aseguraron que el fin era lograr un "equilibrio informativo", varios periodistas fueron despedidos del canal y muchos otros renunciaron en rechazo a lo que, consideraron, constituyó una nueva censura impuesta por el gobierno nacional.


Agresión a periodistas, ¿otro tipo de censura?

La misma Comisión Interamericana de Derechos Humanos que hace siete años denunció la violación a la libertad de expresión con el caso del cierre de RCTV, se pronunció este 28 de marzo para exponer, una vez más, la delicada situación que enfrenta el país frente a la censura de medios impuesta por el gobierno nacional, específicamente luego de que adquiriera importancia una gran ola de protestas que inició en febrero de este año.

El presidente del Colegio Nacional de Periodistas (CNP), Tinedo Guía, denunció ante la comisión que los medios fueron adoptando un silencio que resultó en un blackout informativo, o vacío de información.

El secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), Marco Ruiz, emitió las cifras confirmadas hasta el momento, de periodistas que han sido atacados en el país durante los días de protesta.

Ruiz denunció que 116 periodistas han sido “brutalmente agredidos”, 31 de los cuales son periodistas extranjeros. Indicó que un total de 28 trabajadores de medios de comunicación han sido “vulgarmente robados por las autoridades y efectivos de los cuerpos de seguridad nacional” y que otros 23 trabajadores de la prensa han sido “detenidos ilícitamente” durante el último mes y medio.
Fuente: El Universal
“Vengo a hablar por Gabriel Osorio, un foto-reportero que fue brutalmente golpeado en las calles de Caracas por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (…) Vengo a hablar también por Juan Pablo Bieri y Jorge Luis Pérez Valery, dos reporteros periodistas del medio de comunicación Red más noticia, secuestrados durante hora y media en una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana en Caracas, amenazados y robados por estos mismos efectivos que nunca les regresaron sus teléfonos celulares. También les vengo a hablar de Mildred Manrique, reportera del Diario 2001, cuya casa fue allanada de manera ilegal, sin orden de allanamiento. Vengo a hablar también de los colegas de la Nueva Prensa y de los colegas reporteros de la agencia AFP, que fueron hostigados por civiles armados que, en la mayoría de los casos, actúan ante la mirada impune de los organismos de seguridad de mi país.  Y vengo a hablarles  de Francesca Commissari, una foto-reportera de nacionalidad italiana que estuvo detenida durante 36 horas, presentada en una audiencia a las 11 de la noche que terminó cerca de las 6 de la mañana y robada. Además, sus captores, efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, nunca le regresaron su cámara, pero un día apareció siendo ofertada en una venta online en nuestro país”, expresó Marco Ruiz durante su intervención en la sesión de la CIDH.
El secretario general del SNTP aseguró que las agresiones que se cometen en contra de los periodistas prevalecen impunes.

La periodista gráfica de El Nacional, Gabriela García, fue herida en la cabeza por una bomba lacrimógena el 20 de marzo mientras cubría una concentración de estudiantes que tuvo lugar en Ciudad Banesco. La comunicadora social fue solicitada por la Fiscalía General de la República para rendir declaraciones sobre el hecho ocurrido.


“Cuando me llaman de la fiscalía me asusto muchísimo porque digo, ¿será que esta gente me va a meter presa por yo hacer mi trabajo?”, dijo Gabriela. Luego, explicó que le indicaron que con su denuncia y las declaraciones de algunos de sus compañeros que se encontraban presentes, se abriría una investigación para averiguar quién fue el autor del hecho. “Querían saber si fue un estudiante que lanzó la bomba de regreso y me pegó en la cabeza, que por las condiciones en donde estaba situada es muy poco probable, o si fue realmente un funcionario público que lanza una bomba no solo a mí, sino a los periodistas como tal, porque donde yo estaba estábamos como siete reporteros gráficos”.

Gabriela García continúa esperando respuesta por parte de las autoridades. “Quedaron en que se iba a abrir la investigación, pero hasta ahora no me han vuelto a llamar, no me han vuelto a decir más nada”.

La periodista se considera a sí misma otra víctima de la censura y admite que ejercer la profesión a veces le genera un poco de miedo: “Tienes que ser muy cauteloso con dónde te metes o con lo que vas a decir porque no sabes quién te va a ver, no sabes qué te pueden hacer”.

Como Gabriela, muchos otros profesionales de la comunicación han emitido denuncias de agresiones y amenazas por parte de aquellos a los que la existencia de informaciones parece resultarles incómoda.

No solo se trata de periodistas venezolanos, este también es el caso Patricia Janiot, periodista de la cadena estadounidense CNN en Español, quien fue expulsada del país mientras se encontraba realizando su trabajo como corresponsal. “Continúan con el control sobre los medios de comunicación y no solo de los nacionales (venezolanos), todo apunta a que se intenta hacer callar a las señales internacionales, que bien por radio, televisión o internet, desafían la versión oficial de los hechos”, advirtió.
Junior Toro es un estudiante de Comunicación Social que trabaja en la página web de El Propio en calidad de pasante. A pesar de que lleva apenas año y medio trabajando en El Nacional, considera que el trabajo periodístico se ha convertido en un reto: “Nuestro principal deber es informar, es mantener informado a la colectividad venezolana, pero eso se ha convertido en un reto (…) Informar, que es a lo que nosotros nos dedicamos, se ha convertido en vez de un deber en un reto”, recalcó.

Gran cantidad de periodistas venezolanos pueden verse representados en una afirmación que presenta un documento firmado por cinco periodistas que renunciaron a Globovisión: “Estamos ante la amenaza más seria que ha sufrido la libertad de expresión en los últimos tiempos.  No se trata del caso puntual de Globovisión.  Se trata de que Venezuela, en el momento más crítico de su historia política reciente, se está quedando sin medios libres e independientes y a merced de una sola visión de país”.

Entonces, ¿se hace o no se hace periodismo en Venezuela?

El monopolio que busca tener el régimen sobre la opinión pública es evidente para personas que, como el reconocido politólogo venezolano José Vicente Carrasquero, consideran que es imposible negar la existencia de censura en los medios de comunicación.

“La censura se hace más fuerte en momentos de alta sensibilidad social. La gente está sensible ante una cantidad de temas; está sensible ante la escasez, está sensible ante la devaluación, el empobrecimiento. Hay una cantidad de cosas que hacen que la gente se ponga como en un estado de alerta. Por supuesto, el gobierno piensa que en la medida en que la gente no tenga información, no se entera de que hay gente que está sufriendo los mismos problemas que ellos, entonces eso impide de alguna manera, según ellos, una intensificación de esa sensibilidad y que haya mucha más gente dispuesta a conectarse y entonces a unirse y protestar por la situación que estamos viviendo. Yo creo que esa es una de las finalidades de la censura en este momento (…) Existe autocensura y el gobierno actúa como órgano censurador. El mismo presidente actúa como censurador”, explicó.
La periodista venezolana Marianna Gómez, extrabajadora de Globovisión, renunció al canal tras 10 años de servicio a la empresa. La comunicadora indicó que las razones de su renuncia son personales, pero que si de algo está segura es de que todavía se hace periodismo en Venezuela.
“Hay demasiadas personas comprometidas con la profesión, comprometidas con la ética, comprometidas con las ganas de decir la verdad y de informar (…) Lo que sí creo y es lo que se cuestiona o lo que está en tela de juicio es el compromiso con el periodismo: hasta dónde estamos de verdad comprometidos con hacer periodismo”.
El politólogo José Vicente Carrasquero tampoco niega que se esté haciendo periodismo en el país. De lo contrario, asegura que en medio de la adversidad hay periodistas activos que están recurriendo a otros tipos de canales, como las redes sociales, para cumplir con el deber de mantener informada a la palestra pública. Sin embargo, no puede ahogar su preocupación con respecto a la situación que encaran los periodistas y los medios de comunicación actualmente.
“La mayoría de los periodistas está en la triste situación que hubiese criticado Adorno Horkeimer del tener que pertenecer a la Industria Cultural y obrar según los designios de esta, pero sin poder desplegar sus capacidades profesionales en explicarle a la gente lo que está pasando, básicamente porque el medio no lo va a publicar y probablemente los va a botar. Entonces, si Adorno estuviese vivo criticaría muy duramente la forma como están funcionando los medios en Venezuela en este momento”.

Vanessa Rodríguez
@titaa_159




El caso Globovisión


El advenimiento de una nueva directiva en el canal, luego de que el 13 de mayo de 2013 se concretara la venta de Globovisión con la firma del documento legal, resultó en una serie de hechos que no fueron bien recibidos por algunos periodistas y que tuvieron gran repercusión en la opinión pública.

Transcurrieron 13 días hasta llegar al último negro de un programa que transmitía en horario estelar: Buenas noches, programa de crítica política con un toque de humor, fue eliminado de la parrilla, acompañado del despido de su productor y conductor, Francisco “Kiko” Bautista.



Esta medida fue tomada por la nueva junta directiva tras ser publicado durante el programa un mitin que el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, hizo esa tarde y no fue transmitido en directo.

A partir de ese momento la palabra censura comenzaba a pronunciarse con fuerza. Para despejar cualquier tipo de dudas, el mismo Henrique Capriles publicó un mensaje en su cuenta oficial de la red social Twitter: “Fui informado que la nueva junta directiva ordenó que no salga más en vivo”.

Otras programaciones corrieron con la misma suerte: “Yo prometo”, de Nitu Pérez Osuna; “Tocando fondo”, de Ana Karina Villalba; “El radar de los barrios” y “Del dicho al hecho”, ambos de Jesús “Chúo” Torrealba, fueron algunas de ellas.

Periodistas de renombre optaron por preservar su mayor tesoro: su voz y su nombre. Con el correr del tiempo se sumarían más renuncias al conteo.

Algunos, como Carla Angola, Ronald Carreño y Pedro Luis Flores (retomando el caso de Kiko Bautista)  movidos por un sentimiento de solidaridad; otros, como Román Lozinski, Sasha Ackerman y Jorge Luis Pérez, porque les fue prohibida la entrada al canal. Un caso interesante es el del periodista y exempleado, Carlos Arturo Albino, a quien luego de haber dado su palabra de renuncia, le fue negada la entrada al medio de comunicación cuando se dirigía a entregar el documento formal.
Una vez más, Milagros Socorro tocó el tema de la planta televisiva: “Pues bien, Globovisión ya tenía fecha de caducidad. La transacción apuntaba a dejarlo exangüe sin pagar el precio del cierre de RCTV, en 2007. Así lo establecieron cinco de los periodistas forzados por los hechos a renunciar: 'Globovisión es moral, ética y periodísticamente inviable. Progresivamente hemos visto cambios y condiciones inaceptables para el libre ejercicio de nuestra profesión: la promesa básica del equilibrio, que por cierto siempre hemos intentado tener, se ha convertido en censura a noticias y programas; lista negra de invitados; intentos de imponer preguntas a algunos periodistas; irrespeto a la integridad; menosprecio al ejercicio profesional e injustificado desequilibrio en el balance de los espacios de noticias'”.
Al pie de página del documento firmaron María Elena Lavaud, Norberto Mazza, María Isabel Párraga, Roberto Giusti, y Ana Karina Villalba, quienes de esa manera se despidieron del canal.

Una de las renuncias más notorias fue la del periodista Reimy Chávez Perche, quien durante la transmisión nocturna del noticiero en el que se desempeñaba como ancla, se dirigió al público en señal en vivo y expuso que renunciaba a su puesto de trabajo por “razones ajenas a su voluntad y diferencia de criterios”.


No solo periodistas fueron botados del canal. Los corresponsales del estado Zulia, Jesús González y Madelyn Palmar, y de Lara, Doricier Alvarado, colocaron su renuncia tras el despido de los camarógrafos y el equipo técnico con el que trabajaban.

Vanessa Rodríguez